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Mitsubishi se va de China tras 52 años: ¿qué puede aprender la industria de su retiro?

La marca japonesa cierra su última alianza industrial en el país asiático, en tiempos complicados para las firmas foráneas, marcados por electrificación acelerada, deudas millonarias y la presión de las marcas locales.

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Después de más de cinco décadas de operaciones industriales, Mitsubishi Motors ha confirmado su retiro total del mercado automotriz chino. La decisión marca el fin de una etapa histórica para la marca japonesa, que en su momento llegó a posicionarse como uno de los principales proveedores de motores en el país.


La noticia tiene implicaciones importantes para el equilibrio de poder en la industria global, en un momento en que China se consolida como el epicentro de la revolución eléctrica.


De pioneros a rezagados: la trayectoria de Mitsubishi en China

La historia de Mitsubishi en el gigante asiático comenzó en 1973 con la exportación de camiones de carga. Su consolidación llegó en 1997, con la fundación de la empresa conjunta Shenyang Aerospace Mitsubishi Engine Manufacturing Co., que desde 1998 produjo motores tanto para modelos Mitsubishi como para una amplia gama de marcas chinas. Durante los años 2000, esta JV llegó a abastecer hasta el 30 % del mercado local de motorizaciones.


En 2012, Mitsubishi profundizó su presencia al aliarse con Guangzhou Automobile Group (GAC), dando vida a GAC Mitsubishi. La nueva alianza se centró en vehículos de pasajeros, siendo el Mitsubishi Outlander su modelo más exitoso. En 2018, la firma alcanzó su máximo de ventas con 144,000 unidades anuales, pero el auge de los vehículos eléctricos locales y la falta de una oferta competitiva llevó a un colapso progresivo: en 2022 apenas vendieron 33,600 unidades, y solo 12,000 durante el primer semestre de 2023.


En octubre de 2023, Mitsubishi paralizó su producción en China. GAC asumió el control total de la planta y la destinó a fabricar modelos de su marca eléctrica Aion. En julio de 2025, la antigua fábrica de motores fue rebautizada como Shenyang Guoqing Power Technology Co., sin participación accionaria alguna de Mitsubishi, sellando su salida definitiva del país.


El balance financiero de GAC Mitsubishi al cierre de operaciones revelaba una deuda neta de 1.414 millones de yuanes (unos 167 millones de euros), con activos por 4.198 millones y pasivos por 5.613 millones. La situación se volvió insostenible, y Mitsubishi reconoció que la “rápida transformación de la industria del automóvil china” fue el detonante para replantear su estrategia regional.


A pesar de presentar un modelo eléctrico específico para China, el Mitsubishi Airtrek EV, la firma japonesa no logró competir frente a marcas como BYD, NIO o XPeng, líderes en innovación, precio y autonomía. La competencia se intensificó en un entorno donde los vehículos de nueva energía (NEV) cuentan con amplios incentivos estatales y desarrollo tecnológico nacional.


El retiro de Mitsubishi no es un caso aislado. Otros acuerdos entre fabricantes extranjeros y marcas chinas —como el de GAC-FCA— también han colapsado. Analistas como Chen Liwei, citado por Jiemian News, consideran que “la electrificación ha dejado de ser una opción y es ya un camino sin retorno” y esta es una realidad, por lo menos en China.


Además, el contexto internacional jugó un papel relevante. En el primer trimestre de 2025, las ganancias operativas de Mitsubishi cayeron un 84 % interanual, presionadas por aranceles impuestos por la administración Trump, que supusieron un impacto de 14.400 millones de yenes (aproximadamente 83.5 millones de euros). Esto debilitó aún más las finanzas globales de la marca justo cuando necesitaba invertir con urgencia en electrificación.


La marca japonesa también enfrentó un deterioro de su imagen local. Muchos de sus motores eran considerados obsoletos frente a las nuevas plataformas eléctricas y tecnológicamente avanzadas de la competencia. Marcas como Geely, Chery o Great Wall dejaron de comprar motores Mitsubishi y optaron por sus propios desarrollos, especialmente en el segmento híbrido enchufable.


Un futuro lejos de China: el nuevo enfoque de Mitsubishi

Mitsubishi buscará reenfocarse en otras regiones, particularmente en el Sudeste Asiático —su bastión tradicional— y en mercados donde aún tiene margen para adaptarse, como Europa y Norteamérica. Curiosamente, mientras las ventas cayeron un 8.5% en Asia en el primer trimestre de 2025, en Norteamérica la marca experimentó un leve repunte del 5%, impulsado por México y Canadá.


Esto viene respaldado por la presentación de nuevos modelos, como el recién presentado Destinator, o el tan esperado anuncio del regreso del Pajero (Montero) que podría ser presentado en los próximos meses.


La marca de los tres diamantes enfrenta ahora el reto de redefinir su portafolio hacia vehículos electrificados competitivos, sin perder su identidad como fabricante robusto y confiable. Según datos recientes de la China Passenger Car Association, la cuota de mercado de las marcas japonesas en China cayó de 14.3% a 12% en apenas un año, lo que evidencia el declive de toda una era.


La salida de Mitsubishi del mercado chino no solo representa el fin de una era para la marca japonesa, sino también una advertencia para toda la industria: en el nuevo orden automotriz global, la experiencia ya no garantiza relevancia. China pasó de ser un alumno tecnológico a un maestro de la electrificación, dejando atrás a aquellas marcas extranjeras que, décadas atrás, les enseñaban a construir autos.

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