BYD reduce ritmo de expansión y enfrenta su primera caída consecutiva en cinco años
- Benjamín Chellew
- 1 sept
- 3 Min. de lectura
El gigante chino BYD, acostumbrado a encabezar titulares por su expansión imparable, enfrenta ahora un escenario menos triunfal. Por primera vez desde 2020, la marca reporta dos meses consecutivos de caída en producción, acompañados de un descenso sostenido en ventas en su propio mercado, China.

Para una compañía que hasta hace poco parecía avanzar sin límites, estos resultados plantean preguntas incómodas sobre el futuro de su hegemonía.
En agosto, BYD produjo 353,090 vehículos eléctricos e híbridos enchufables (PHEV), un 3.78% menos que el año anterior. Este tropiezo sucede tras la baja de 0.9% en julio, completando la primera racha negativa en cinco años.
Reuters reveló que la compañía incluso redujo turnos en fábricas chinas y retrasó nuevas líneas de montaje, un giro llamativo para una marca que durante años solo habló de ampliaciones y récords. La sensación es clara: BYD está empezando a manejar con más precaución.
Ventas en China: cuatro meses de malas noticias
Lo más preocupante ocurre en el mercado doméstico. En agosto, las ventas en China cayeron 14.3% interanual, hasta 292,813 unidades. Con ello, BYD acumula cuatro meses consecutivos de retrocesos, un golpe duro considerando que China representa cerca del 80% de su negocio.
Mientras tanto, en Europa y México los números siguen en verde. El lanzamiento de la pickup BYD Shark en tierras mexicanas es un ejemplo del esfuerzo por diversificar mercados. Sin embargo, está claro que el músculo internacional todavía no compensa el desgaste en casa.
A estas alturas del año, BYD ha alcanzado apenas el 52.1% de su meta anual de 5.5 millones de unidades. Para una empresa que parecía invencible, el dato refleja que el margen de maniobra es cada vez más estrecho.
Los analistas de China Merchants Bank International fueron contundentes: recortaron su previsión de ventas para 2025 en un 5%, dejándola en 4.9 millones de unidades. Según ellos, la compañía “se ha vuelto más cautelosa respecto a sus inventarios”. En otras palabras, BYD ya no confía ciegamente en que todo lo que produce se venderá sin problema.
El ajuste no solo se nota en las fábricas o concesionarios. BYD ya reportó su primera caída trimestral de beneficios en tres años y medio, un dato que sacudió a los inversionistas y provocó un desplome de sus acciones. El mercado, siempre sensible a las señales de debilidad, parece haber detectado que la era del crecimiento sin freno podría haber quedado atrás.
La paradoja del mercado global
Lo irónico es que, mientras BYD pisa el freno, el mercado global de eléctricos sigue acelerando. Según IndexBox, las ventas globales de EV crecieron 34.4% en agosto, con una producción que aumentó 26% frente al año anterior.
Es decir, el mundo pide más autos eléctricos, pero el líder mundial no logra capitalizar ese impulso al mismo ritmo. Desde abril, la propia BYD produce más EV que PHEV, un cambio estratégico necesario pero que también añade complejidad en un momento en que la demanda doméstica se enfría.
El caso de BYD demuestra que incluso los gigantes pueden tambalear. La caída en producción, las ventas débiles en China y las metas cada vez más lejanas ponen a prueba la estrategia de una compañía que hasta hace poco parecía imbatible.
La pregunta ahora es inevitable: ¿estamos viendo un simple ajuste en la curva de crecimiento de BYD o el inicio de una etapa marcada por más cautela y menos récords?
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