Petróleo se dispara tras ataque de EE.UU. a Irán: ¿qué pasa si cierran el estrecho de Hormuz?

Una nueva ola de tensión entre Estados Unidos e Irán ha encendido las alarmas del mercado petrolero global. El reciente bombardeo estadounidense a instalaciones nucleares iraníes, ocurrido el sábado 21 de junio, ha reavivado los temores de una interrupción crítica en el suministro de crudo, especialmente por las amenazas de Teherán de cerrar el estrecho de Hormuz, el paso marítimo por donde fluye más del 20% del petróleo mundial.

Estrecho de Hormuz: Paso marítimo estratégico donde transita cerca del 20% del petróleo mundial

El precio del petróleo subió rápidamente el sábado por la noche tras confirmarse el ataque estadounidense a múltiples instalaciones en territorio iraní, algunas de ellas relacionadas con su programa nuclear. El barril de Brent, referencia mundial, escaló más de un 4% en las primeras horas de cotización, mientras que el WTI ya se acerca a los $80.

Los precios podrían alcanzar los 100 dólares por barril si se materializa una escalada militar o un bloqueo prolongado del estrecho de Hormuz.

La reacción inmediata de Irán no se hizo esperar. Medios oficiales y figuras del régimen han amenazado con cerrar el estrecho de Hormuz en respuesta al bombardeo, una medida que tendría un impacto catastrófico en la cadena de suministro energética mundial. Este canal es la principal vía de exportación para productores como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irak, por lo que cualquier interrupción en su operación golpearía de lleno el flujo global de crudo.

Hormuz: un cuello de botella geopolítico

El estrecho de Hormuz es una franja de apenas 33 km de ancho por donde transita cerca del 30 % del petróleo marítimo del planeta. Por allí pasan diariamente más de 17 millones de barriles de crudo. La región ya ha vivido momentos de alta tensión en el pasado, como en 2019 y durante la guerra Irán-Irak, pero la actual coyuntura reviste una gravedad especial por el grado de confrontación directa entre Washington y Teherán, además del delicado contexto regional tras el conflicto en Gaza.

Los inversores están en alerta máxima, sopesando escenarios extremos que incluyen ataques a petroleros, sabotajes a infraestructuras clave o incluso un conflicto abierto. Algunos expertos consideran que, aunque el cierre total de Hormuz es improbable debido a las implicaciones militares, incluso una amenaza creíble o acciones intermitentes bastarían para mantener los precios en niveles elevados por semanas o incluso meses.

Para países importadores como Panamá, donde el precio del combustible impacta directamente en el costo logístico y de transporte, esta situación podría derivar en un encarecimiento de los costos operativos y de mantenimiento del transporte.

¿Repetiremos la crisis de 2008?

Las tensiones entre EE.UU. e Irán abren una nueva etapa de incertidumbre energética que recuerda, en varios aspectos, al colapso del mercado petrolero previo a la crisis financiera global de 2008. Aunque los fundamentos actuales son distintos, el potencial de disrupción es real y significativo.

La subida del crudo afectaría también la movilidad urbana, la oferta de vehículos de combustión interna e incluso podría acelerar una demanda forzada de modelos híbridos o eléctricos si el contexto se prolonga.

A nivel industrial, un aumento sostenido del petróleo afectaría los márgenes de las marcas que dependen de grandes volúmenes de transporte marítimo para importar vehículos, piezas y componentes.

Además, se espera que el precio del plástico y otros derivados del petróleo suba, lo que impactará la producción global de autopartes, neumáticos, aceites y lubricantes.