La transición energética avanza, pero los combustibles fósiles seguirán dominando hasta 2050: McKinsey
- Mario Andrés Muñoz
- hace 12 horas
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El sistema energético mundial enfrenta una transformación profunda, pero desigual. Según el informe Global Energy Perspective 2025, presentado por McKinsey & Company, las emisiones globales alcanzaron un nivel récord en 2024, lo que amplía la brecha entre las tendencias actuales y los compromisos internacionales para limitar el calentamiento a 1,5 °C.

Las proyecciones apuntan a un aumento de la temperatura global de entre 1,9 °C y 2,7 °C hacia finales de siglo, un rango más alto que en estimaciones previas.
Aunque las energías renovables seguirán ganando terreno, los combustibles fósiles continuarán ocupando un papel relevante hasta bien entrado 2050. El gas natural mantiene una trayectoria ascendente dentro de la generación eléctrica y el consumo final, desplazando al carbón, cuyo uso, sin embargo, podría mantenerse más alto de lo previsto.
McKinsey advierte que la transición energética será más lenta de lo esperado, especialmente para los combustibles alternativos como el hidrógeno limpio, cuya adopción masiva no se prevé antes de 2040 sin políticas públicas firmes o mandatos regulatorios.
El estudio subraya que no existe una ruta única hacia la descarbonización. Cada país avanza según sus condiciones económicas, capacidades tecnológicas y recursos disponibles. China, por ejemplo, lidera la electrificación industrial, mientras otras economías priorizan la seguridad energética o la asequibilidad. El éxito de la transición dependerá de cómo los mercados equilibren sostenibilidad, fiabilidad y costo.
La demanda eléctrica seguirá creciendo impulsada por la electrificación de la industria, los cambios en los edificios residenciales y el auge de nuevos consumidores como los centros de datos.
Este incremento fortalecerá el papel de las energías renovables combinadas con almacenamiento y fuentes firmes de bajas emisiones —como la nuclear, la hidroeléctrica o la geotérmica— que podrían generar hasta dos tercios de la electricidad mundial en 2050.
Finalmente, el informe advierte que concentrar los esfuerzos de descarbonización solo en el sistema eléctrico sería ineficiente y costoso.
McKinsey propone una estrategia más amplia que reparta las reducciones de emisiones entre energía, transporte, industria y otros sectores, permitiendo una transición más equilibrada y efectiva hacia un futuro energético sostenible.