¿Autos nuevos vendidos como usados? El truco chino de los “zero-mileage used cars”
- Benjamín Chellew
- 4 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 4 días
Una creciente polémica sacude al mercado automotriz internacional: China está exportando vehículos nuevos como si fueran usados. Esta práctica, conocida como “zero-mileage used cars”, ha sido implementada por al menos 20 gobiernos locales del país asiático para inflar cifras de ventas, reducir inventarios y sortear barreras comerciales. Aunque los efectos son más evidentes en regiones como Asia Central y Medio Oriente, el impacto de esta estrategia ya comienza a sentirse en mercados emergentes como el panameño y el centroamericano.

El esquema funciona con precisión quirúrgica: los vehículos nuevos salen de la línea de producción, se registran brevemente en China y se exportan inmediatamente como usados. Así, los fabricantes pueden reportar ventas, los exportadores acceden a ventajas fiscales y logísticas, y los gobiernos locales inflan artificialmente su PIB.
Según Wang Meng, consultor de la China Automobile Dealers Association, en 2024 China exportó 436,000 vehículos “usados”, de los cuales el 90% no tenía kilometraje registrado. Es decir, eran autos completamente nuevos.
El trasfondo es más profundo: “Esto es el resultado de una guerra de precios de casi cuatro años que ha dejado a las compañías desesperadas por registrar ventas”, explicó Tu Le, fundador de Sino Auto Insights, en declaraciones recogidas por Reuters.
Distribución paralela sin respaldo oficial
Un punto clave en esta dinámica es que estos vehículos no llegan a sus destinos a través de los canales oficiales de las marcas, sino mediante intermediarios o importadores paralelos. Es decir, no son los distribuidores autorizados quienes gestionan estas exportaciones, sino terceros que compran lotes de autos bajo esta figura de “usados” para luego revenderlos en otros países.
Esto plantea una serie de desafíos: por un lado, estos vehículos pueden ingresar sin cumplir con las normativas locales sobre homologación, seguridad o emisiones; por otro, carecen del respaldo técnico, garantía o servicio postventa que ofrecen los distribuidores oficiales. En la práctica, el consumidor termina adquiriendo un vehículo nuevo, pero sin las garantías de uno formalmente importado.
Este tipo de operaciones también puede socavar los esfuerzos de las redes oficiales de distribución, que enfrentan competencia desleal tanto en precios como en condiciones de venta. En mercados con poca regulación o control fronterizo, como ocurre en buena parte de Centroamérica, esta vía se convierte en una puerta de entrada atractiva pero incierta para vehículos que, si bien son nuevos, llegan como si fueran usados.
El detonante de esta tendencia fue la decisión de China en 2019 de permitir la exportación de vehículos usados. Desde entonces, provincias clave como Guangdong, Sichuan y Shenzhen han creado infraestructura especializada, licencias de exportación exprés, y hasta almacenes gratuitos en puertos y zonas fronterizas para facilitar la salida de estos vehículos.
Las ventajas para los gobiernos regionales son claras: cada transacción contabiliza como una venta de vehículo nuevo y una exportación, duplicando el valor económico reportado. En una economía como la china, donde el ascenso político y presupuestario de las regiones depende de cumplir metas impuestas desde Beijing, esta práctica se ha convertido en una vía rápida para mostrar resultados.
Sin embargo, no todo el gobierno está de acuerdo. Aunque algunos funcionarios locales impulsan activamente esta estrategia, figuras influyentes del Partido Comunista y medios estatales han comenzado a condenarla públicamente.
Medidas regulatorias en marcha
El Ministerio de Comercio de China anunció recientemente un endurecimiento de las normas de exportación de autos usados, con el objetivo de ordenar el mercado. A partir de 2025, los vehículos deberán cumplir con estándares técnicos nacionales (WM/T 8-2022 y WM/T 9-2022), pasar inspecciones de terceros y contar con registros electrónicos de mantenimiento.
Estas nuevas reglas buscan frenar el descontrol en la práctica de los “zero-mileage used cars”, aunque todavía no está claro cómo se implementarán ni si afectarán realmente la exportación masiva de vehículos nuevos disfrazados de usados.
Nuestra región ya es receptora de vehículos chinos bajo este esquema, y esta estrategia también plantea riesgos: desde la posible entrada de vehículos sin historial claro o respaldo del fabricante, hasta el debilitamiento de redes de distribución locales.
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