Tesla aprueba paquete salarial que podría elevar la fortuna de Musk a un billón de dólares

Lo que sucedió en Austin la tarde de este jueves no tiene precedentes. Los accionistas de Tesla votaron a favor de un paquete de compensación de hasta un billón de dólares para Elon Musk, una cifra tan descomunal que podría convertirlo en el primer billonario del planeta.

La decisión, apoyada por más del 75% de las acciones con derecho a voto, consolida el poder del empresario y marca un punto de inflexión para Tesla, que empieza a dejar de verse como una automotriz y más como una empresa de inteligencia artificial y robótica.

El nuevo plan salarial no se parece a nada visto antes. Musk podría recibir 423.7 millones de acciones distribuidas en 12 tramos, siempre y cuando Tesla cumpla una serie de metas realmente ambiciosas: alcanzar una valoración de mercado de USD 8.5 billones, multiplicando casi por cinco su valor actual, y lograr 20 millones de vehículos entregados, 10 millones de suscripciones FSD, 1 millón de robotaxis y 1 millón de robots Optimus en operación.

Son metas que suenan a ciencia ficción, pero Musk lo planteó como algo alcanzable. En su estilo directo, explicó que no busca enriquecerse más, sino garantizar su capacidad de seguir guiando a Tesla:

“No es como si fuera a gastar el dinero. Se trata de tener suficiente control de voto para mantener una fuerte influencia, pero no tanta como para que no puedan despedirme si pierdo la cabeza” Elon Musk, CEO de Tesla

Con este paquete, su participación en la empresa subiría del 13% al 25%, consolidando su influencia en cada gran decisión.

Musk y su nueva visión: Tesla más allá del automóvil

Durante la reunión, Musk dejó claro que el futuro de Tesla no pasa solo por vender autos eléctricos. Su discurso se centró en la inteligencia artificial, la autonomía total y, sobre todo, en los robots humanoides.

Habló del Optimus, el proyecto más ambicioso de la marca, con la misma convicción con la que alguna vez presentó el Model S:

“Será el producto más grande de todos los tiempos. Más grande que los teléfonos móviles, más grande que cualquier cosa. Cada persona en la Tierra querrá tener su propio R2D2 o C3PO”.

Según Musk, estos robots podrían fabricarse por unos USD 20,000 y transformar la economía global. Incluso afirmó que podrían “eliminar la pobreza” y “redefinir el trabajo humano”.

Para muchos inversionistas, ese optimismo es parte del encanto que ha impulsado a Tesla a donde está. Para otros, es una apuesta demasiado arriesgada en un momento en que las ventas de vehículos eléctricos han caído y los márgenes se han reducido.

Más allá del dinero, esta votación fue una demostración de poder. Musk consiguió el respaldo de los accionistas pese a la oposición de grandes fondos como el soberano de Noruega y las consultoras Glass Lewis e ISS, que advirtieron sobre la concentración de control y la dilución del valor de las acciones.

Elon Musk volvió a dejar claro que Tesla es mucho más que una automotriz. Es el corazón de un ecosistema tecnológico —la llamada “Muskonomía”— que conecta a Tesla con SpaceX, Neuralink, The Boring Company, X y su startup de inteligencia artificial xAI, que también recibió apoyo de los accionistas para una posible inversión futura.

Mientras Musk celebraba el resultado en el escenario de Austin, rodeado de aplausos, luces y hasta robots danzando, quedó claro que el futuro de Tesla está cada vez más ligado a su figura.

El plan aprobado lo convierte en el líder con mayor poder económico y simbólico de la industria tecnológica moderna, pero también acentúa la dependencia de Tesla hacia su fundador.

El propio Musk lo resumió en una frase que podría quedar grabada en la historia de la compañía “Lo que estamos por comenzar no es un nuevo capítulo en la historia de Tesla, sino un libro completamente nuevo.”

Tesla enfrenta ahora el reto de cumplir las metas más ambiciosas de su historia y demostrar que esta apuesta, tan personal como arriesgada, puede cambiar el rumbo de la movilidad y la tecnología.