El ciberataque más costoso del Reino Unido deja a Jaguar Land Rover con pérdidas millonarias

Jaguar Land Rover atraviesa uno de los capítulos más difíciles de su historia moderna. La compañía británica reportó pérdidas significativas tras el ciberataque que paralizó sus operaciones globales durante cinco semanas.

El evento, descrito por analistas como “el incidente cibernético más económicamente dañino jamás registrado en Reino Unido”, dejó huellas profundas en la producción, las finanzas y la cadena de suministro del fabricante.

La marca, propiedad de Tata Motors, reveló que en el trimestre comprendido entre julio y septiembre registró una pérdida antes de impuestos de £485 millones (US$ 637 millones), un contraste drástico respecto a las utilidades de £398 millones (US$ 523 millones) del mismo periodo del año anterior.

El ataque, ocurrido el 31 de agosto, obligó a JLR a desconectar sus sistemas informáticos para contener la intrusión, lo que provocó el cierre total de sus plantas en el Reino Unido y las operaciones en mercados clave como Brasil, India y Eslovaquia. Las líneas de ensamblaje quedaron inoperativas desde el 1 de septiembre y solo comenzaron a reiniciarse el 7 de octubre, bajo un proceso de recuperación progresiva.

El impacto no se limitó a JLR. La interrupción afectó a más de 5,000 empresas vinculadas a su cadena de suministro, desde proveedores de primer nivel hasta talleres y operadores logísticos. Según estimaciones de organismos especializados en ciberseguridad, el daño total para la economía británica superaría los £1.9 mil millones (US$ 2.5 mil millones).

Un golpe al sector automotriz británico

Además de la caída del 24% en los ingresos del trimestre —pasando de £6.5 mil millones (US$ 8.55 mil millones) a £4.9 mil millones (US$ 6.44 mil millones)— la compañía reportó £196 millones (US$ 257 millones) adicionales en gastos relacionados directamente con el ataque, incluyendo consultores externos, refuerzo de sistemas de ciberseguridad, mitigación operativa y recuperación de datos.

La empresa también modificó su proyección anual, reduciendo su margen operativo esperado de un 5-7% a una franja entre 0-2%, mientras estima un flujo de caja negativo de hasta £2.5 mil millones (US$ 3.29 mil millones) para el cierre del año fiscal.

La magnitud del impacto fue suficiente para arrastrar los indicadores económicos nacionales. El paro productivo de JLR redujo el Producto Interno Bruto del Reino Unido en 0.17 puntos porcentuales durante septiembre, llevando el crecimiento trimestral a 0.1 %, por debajo de las expectativas del mercado.

Society of Motor Manufacturers and Traders (SMMT) informó que la producción automotriz en septiembre cayó un 27.1 %, siendo JLR el principal afectado, lo que reflejó la dependencia del sector en torno a este actor industrial.

A pesar de los problemas, JLR asegura haber retomado su ritmo normal de fabricación. El CEO saliente, Adrian Mardell, calificó el periodo como “un desafío increíble”, pero afirmó que la empresa está nuevamente enfocada en su propósito “volver a producir vehículos británicos de lujo”.

Sin embargo, el director financiero, Richard Molyneux, matizó la recuperación afirmando que “aún no estamos fuera de peligro”, señalando riesgos adicionales en la cadena de suministro, especialmente por disputas en el fabricante de semiconductores Nexperia.

La crisis revela el nivel de dependencia digital de la industria automotriz moderna y el alcance económico que un evento de ciberseguridad puede generar más allá de una marca. Para Jaguar Land Rover, la prioridad ahora es estabilizar la producción, recuperar ventas y proteger su transición hacia la electrificación mientras enfrenta los efectos financieros del incidente.