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Nueva regulación brasileña para mecánicos de alta tension en vehículos híbridos y eléctricos

Panamá y varios países de Centroamérica están impulsando cada vez más la llegada de vehículos híbridos y eléctricos, ya sea a través de nuevos modelos, más cargadores o campañas comerciales que prometen ahorro y menor impacto ambiental. Sin embargo, casi no se habla de un punto crítico: ¿quién regula y certifica a los mecánicos que intervienen en baterías y sistemas de alta tensión?


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Mientras la región aún no cuenta con un estándar específico para la capacitación en mantenimiento de autos electrificados, Brasil acaba de dar un paso importante con la presentación de la ABNT PR 1025, el primer estándar nacional de competencias para el mantenimiento seguro de vehículos híbridos y eléctricos, que puede convertirse en referencia directa para nuestros mercados.


Qué es la ABNT PR 1025 y cómo nace

La ABNT PR 1025 es una práctica recomendada que establece, por primera vez en Brasil, un marco técnico para la capacitación de los profesionales encargados de reparar o inspeccionar sistemas de alta tensión en vehículos electrificados. El documento fue elaborado en conjunto con el Instituto da Qualidade Automotiva (IQA) y se presentó durante la COP30, tras dos años de debates entre fabricantes, talleres, centros de investigación, Senai, Sindirepa y Anfavea.


El objetivo es homologar el trabajo en vehículos electrificados y reducir el riesgo de accidentes en componentes como baterías de tracción, motores eléctricos e inversores, que operan a tensiones muy superiores a las de un motor a combustión. Como explicó el presidente de la ABNT, Mario William Esper, “el mercado brasileño de vehículos eléctricos está creciendo rápidamente y ese movimiento exige profesionales preparados para actuar con seguridad en sistemas de alta tensión”.


Actualmente la PR 1025 se encuentra en fase de Consulta Nacional, el último paso antes de convertirse en norma definitiva, prevista para publicarse de forma plena en 2026. A partir de su oficialización, montadoras, redes de posventa, talleres independientes e instituciones de enseñanza técnica tendrán que ajustar currículos, contratos de servicio y certificaciones profesionales.


Tres niveles de mecánicos para trabajar con alta tensión

Uno de los pilares de la nueva práctica recomendada es la creación de tres niveles de certificación que organizan quién puede hacer qué dentro de un vehículo electrificado. La idea es que no todos los mecánicos necesiten ser especialistas en baterías de litio, pero que cualquier intervención tenga un grado de seguridad claramente definido.


El Nivel 1 está orientado a tareas mecánicas y básicas en el interior del vehículo. Para llegar ahí, el profesional debe tener al menos el quinto año de enseñanza fundamental y experiencia práctica: cuatro años como ayudante o dos como mecánico automotriz. Su campo de trabajo se limita a la parte mecánica tradicional y al interior del auto, sin intervenir en sistemas eléctricos de alta tensión.


El Nivel 2 apunta a quienes ya dan el salto hacia la electricidad automotriz. Requiere enseñanza media completa, un curso profesional en electricidad o electrónica automotriz y experiencia de dos años como ayudante o uno como mecánico. Estos técnicos pueden trabajar tanto en la parte mecánica como en sistemas de baja tensión (12 V) y dar soporte operativo al especialista en vehículos propulsados a electricidad.


En la cima está el Nivel 3, reservado a los especialistas en tracción eléctrica. Para certificarse, el profesional necesita formación técnica o superior en el área de tracción eléctrica automotriz y al menos un año de experiencia como mecánico de sistemas de alta tensión y baterías. Es el único nivel habilitado para intervenir directamente en la eléctrica de alta tensión, remover e instalar motores eléctricos y baterías de tracción, además de gestionar las actividades operacionales en general dentro del taller.


Capacitación obligatoria y seguridad como requisito mínimo

Más allá de los niveles, la norma establece una base común de capacitación: cualquier mecánico que trabaje con vehículos híbridos o eléctricos debe haber obtenido un resultado satisfactorio en instituciones de formación o entrenamiento especializado con una carga mínima de 160 horas, o demostrar al menos dos años de experiencia en la función.


A esto se suma un entrenamiento adicional de 40 horas específico en seguridad eléctrica y alta tensión, que debe estar formalmente certificado de acuerdo con la legislación vigente. La PR 1025 también exige el uso de equipos de protección individual adecuados, áreas de aislamiento para intervenciones en alta tensión, herramientas específicas y procedimientos inspirados en normas internacionales ya adoptadas en Estados Unidos, la Unión Europea y China.


El mensaje es claro: talleres que atiendan vehículos electrificados sin profesionales capacitados perderán respaldo técnico y jurídico en caso de accidentes, y los propietarios tendrán una base normativa para exigir pruebas de competencia antes de autorizar cualquier servicio sobre el sistema eléctrico de sus autos.


El contexto ayuda a entender por qué estas reglas llegan ahora. En 2023 se matricularon en Brasil cerca de 94 mil vehículos electrificados, cifra que subió a unos 177 mil en 2024, un crecimiento de alrededor del 89%. En 2025, solo hasta octubre, ya se habían matriculado más de 147 mil unidades, con proyecciones que superan las 200 mil al cierre del año. Esto representa cerca del 9,4% del mercado total de vehículos livianos en agosto, frente al 6% del mismo mes de 2024, y una flota acumulada que ya rebasa los 500 mil vehículos plug-in en circulación.


Con más autos híbridos y eléctricos saliendo del periodo de garantía, la demanda se desplaza hacia talleres independientes y redes multimarca. Sin un estándar claro, cada intervención en una batería de alta tensión o en un inversor se convierte en potencial riesgo de choque eléctrico, incendio o pérdida de garantía. La PR 1025 viene precisamente a llenar ese vacío y a transformar la capacitación en requisito mínimo para que un taller pueda decir que está preparado para el futuro electrificado.


Qué puede significar para Panamá y Centroamérica

Aunque la norma es brasileña, su impacto puede ir más allá de las fronteras del país. En mercados como Panamá y el resto de Centroamérica, donde la oferta de vehículos electrificados empieza a crecer con la llegada de marcas chinas y nuevas políticas de incentivos, aún no existen estándares tan detallados para la formación de mecánicos de alta tensión.


Para las redes de concesionarios, talleres independientes y centros de formación técnica de la región, la experiencia de Brasil funciona como un laboratorio cercano: un modelo ya discutido con montadoras, sindicatos y escuelas, que puede servir como referencia a la hora de diseñar propios programas de certificación, actualizar currículos o incluso anticiparse a futuras regulaciones locales. Para los lectores interesados en electromovilidad, seguir de cerca estos movimientos es tan importante como conocer la autonomía o la potencia de un nuevo modelo.


Mientras Brasil avanza con la ABNT PR 1025 y define con claridad quién puede tocar un sistema de alta tensión y bajo qué condiciones, Panamá y buena parte de Centroamérica siguen impulsando la venta de híbridos y eléctricos sin un marco equivalente para el mantenimiento especializado.


Para una región que quiere acelerar la electromovilidad, el mensaje es incómodo pero necesario; sin normas claras sobre competencias y seguridad en el posventa, el riesgo de accidentes, pérdidas de garantía y desconfianza del consumidor seguirá sobre la mesa.

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