Paul Walker fue un actor reconocido por su papel en la saga cinematográfica “Rápido y Furioso”, en la que interpretaba a un entusiasta de los automóviles deportivos. Sin embargo, su amor por los autos era real y profundo, y esto se evidencia en su colección personal de vehículos. Uno de ellos, un Skyline GT-R R34, fue recientemente subastado por Bonhams por la exorbitante cifra de $1.357 millones de dólares, lo que lo convierte en el GT-R de producción más caro jamás subastado.
No es sorprendente que este auto haya alcanzado más de seis dígitos en su precio. Se trata de un R34, la generación más rara y deseable de los GT-R modernos, y conducido por un actor entusiasta muy querido, de hecho, la última vez que se vendió un auto relacionado a Paul Walker, fue un Toyota Supra 1994 y alcanzó la cifra de $550,000.
Originalmente fue importado a los Estados Unidos y modificado por Kaizo Racing, originalmente con la intención de ser legalizado para su uso en ese país. Sin embargo, ese plan nunca se concretó.
El R34 GT-R en Bayside Blue, llegó a las manos de Paul Walker y se modificó para adaptarse a sus especificaciones personales y se utilizó en varias escenas emocionantes de la cuarta entrega de la saga. Y sus intenciones fue mantenerlo lo más puro posible, incluso solicitó la eliminación de todos los vinilos y decoraciones visuales exteriores para resaltar las líneas limpias y clásicas del deportivo.
Según la historia, Walker había dicho que no manejaría un “Sticker Bomber”. Sus solicitudes fueron tan precisas que incluso pidió que se cambiara la luz antiniebla trasera de roja a un blanca. Desde entonces se ha convertido en un auto de culto entre los aficionados a los motores y a la serie de películas Rápidos y Furiosos.
A pesar de que el auto se destruye en la película (y obviamente se destruyó una réplica), su legado vive en la mente de los fanáticos. Este auto personalizado de Paul Walker sigue siendo un recordatorio de su amor por los autos y su pasión por el automovilismo.
Sin embargo, este no es el coche japonés más caro de todos los tiempos. El año pasado, un Toyota 2000GT preparado por Caroll Shelby alcanzó los $2.53 millones de dólares en una subasta.
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