La falta de semiconductores, que ha causado cuellos de botella en la industria automotriz alemana, se extenderá durante años, incluso con los planes de los fabricantes de chips de construir plantas en el país, según declaraciones de Renate Vachenauer, jefa de adquisiciones de Audi, marca perteneciente al Grupo Volkswagen.
Desde hace un tiempo, la industria automotriz y de electrónica alemana ha sufrido retrasos significativos en la producción debido a la escasez global de chips semiconductores. Esta situación ha llevado a ejecutivos y políticos a replantear las líneas de suministro, con el objetivo de reducir la dependencia de unos pocos proveedores de semiconductores ubicados principalmente en Asia y Estados Unidos.
Para combatir este problema, el gobierno de Berlín ha ofrecido miles de millones de euros en subsidios para atraer a los fabricantes de semiconductores más grandes del mundo. Como resultado, grandes nombres de la industria como Intel de Estados Unidos y TSMC de Taiwán han anunciado este año sus planes para construir fábricas en suelo alemán.
Sin embargo, Vachenauer advierte que, aunque se están invirtiendo miles de millones de dólares, “toma años” ver los frutos de estos esfuerzos. Según un informe del periódico Augsburger Allgemeine, la directiva sugiere que los fabricantes de automóviles podrían aliviar estos cuellos de botella reduciendo la variedad de chips utilizados, de los 8,000 diferentes tipos que se encuentran en los vehículos hoy en día.
Finalmente, hizo hincapié en la necesidad de diversificar estrategias: “Tenemos que usar muchas palancas para estabilizar el suministro de semiconductores y también abastecernos en el mercado intermediario hasta cierto punto”. Con estas declaraciones, queda claro que, aunque se están tomando medidas, el camino hacia la estabilización del mercado de semiconductores sigue siendo largo y complejo.
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