El récord de velocidad en tierra o registro de velocidad en tierra absoluto, es la marca de velocidad más alta conseguida por una persona utilizando un vehículo con ruedas que se desplaza sobre el suelo mientras mantiene el contacto. A día de hoy no existe un organismo específico para la validación y control de esta marca de velocidad sobre tierra. En la práctica, se regula por las normas de la Categoría C Vehículos Especiales, oficializadas por organizaciones regionales o nacionales bajo los auspicios de la FIA.
Está normalizado como la velocidad sobre un recorrido de longitud fija, promediada durante dos carreras denominados pases. Los dos trayectos deben recorrerse en sentidos opuestos en un plazo máximo de una hora, y para establecer una nueva marca, ésta tiene que superar a la anterior en al menos un 1% para ser validada. Existen numerosas categorías de registros de velocidad para autos, y los récords de velocidad de motocicletas pertenecen a una clase distinta.
El pasado mes de enero en Reino Unido el equipo a cargo del proyecto Bloodhound uno de los equipos que buscaba establecer un nuevo récord de velocidad terrestre para un auto direccionable, dio a conocer que se había detenido debido a la falta de financiación. Sin embargo, Bloodhound no es el único equipo que intenta romper el récord de velocidad de 763.035 mph unos 1228 km/h o Mach 1.020, establecido por el británico Andy Green, quien rompió la barrera del sonido al mando del Thrust SSC de Richard Noble en el desierto de Black Rock, Nevada el 15 de octubre de 1997.
A esta carrera por el récord de velocidad terrestre se une un nuevo contendiente, el equipo australiano Aussie Invader que está desarrollando un vehículo propulsado por cohetes apodado 5R, que intentará ir por el récord el próximo año, según ha revelado un portavoz del equipo, quien ha dado una actualización sobre los progresos a CarAdvice en una entrevista publicada este lunes, incluyendo la confirmación de un intento en el registro para el 2022.
El equipo está dirigido por la leyenda australiana de las carreras de resistencia Rosco McGlashan, quien ha estado trabajando en el vehículo durante varios años. Construido por un equipo de ingenieros en un taller con sede en Perth, Australia, el 5R será propulsado por un solo cohete bipropulsor, que según Rosco es capaz de producir más de 62,000 libras de empuje. Como referencia, esto equivale aproximadamente a 149,000kW (la potencia combinada de 2,128 Volkswagen Polo).
Rosco McGlashan, no solo es un reconocido piloto de carreras de resistencia, sino que ya es poseedor del récord australiano de velocidad terrestre, logrado en 1994 cuando cronometró 802,6 km/h al volante de un predecesor del 5R en las salinas secas del lago Gairdner, cerca de Adelaida. Hoy día es el actual director y piloto del equipo Aussie Invader para realizar este intento de romper el récord de velocidad sobre la tierra.
Según los informes, aún no se ha determinado un lugar para el intento, lo que significa que la fecha de 2022 puede ser retrasada. Al igual que Bloodhound, Invader no sólo busca romper el viejo récord, sino que quiere alcanzar la marca mágica de las 1,000 mph (1,609.34 km/h) o Mach 1.313. Según el último modelado por ordenador del equipo el 5R acelerará de 0 a 100 km/h en aproximadamente 1,1 segundos y alcanzará la meta de 1,609 km/h en menos de medio minuto, y durante ese período, habrá quemado 2,8 toneladas de propulsor líquido y oxígeno a más de 1000 grados Celsius.
El cuerpo del 5R es prácticamente una tubería de acero que se extiende por casi 16 metros de longitud, por lo que es muy parecido al Bloodhound a nivel aerodinámico. Las ruedas están hechas de aluminio sólido con un diámetro de 35 pulgadas y cada una tiene un peso 140 kg, necesario para hacer frente a las extraordinarias 50,000 G experimentarán a toda velocidad.
“Estamos muy seguros de que podemos romper el récord [que actualmente se encuentra en 1223,7 km/h, y empujar el auto hasta 1609 km/h, creemos que este es el vehiculos mejor diseñado para intentarlo. Hemos desarrollado cosas que nunca antes se habían hecho en un taller en Perth, y hemos logrado atraer a muchas de las mentes más importantes del mundo en ingeniería, ciencia, aerodinámica y cohetería, todos los que han querido participar, lo hacen porque les encanta lo que estamos haciendo”.Mark Read, Director de medios del proyecto
Para lograr la hazaña de los 1609 km/h se necesitará poco más de 5 km, mientras que para lograr reducir la velocidad detener este cohete con ruedas, el proceso es más difícil, ya que se requerirán más de 13 km de superficie, o casi el triple de la cantidad necesaria para alcanzar el objetivo de 1,000 mph. La desaceleración se logrará a través de un despliegue en varias etapas, que se componen de frenos de aire hidráulicos de alta velocidad, paracaídas de media velocidad y frenos de disco de baja velocidad.
Daniel Edgington Mitchell profesor principal de ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad de Monash menciona en una entrevista, que el equipo australiano enfrentó varios obstáculos. En primer lugar, superar el arrastre a ese tipo de velocidad requiere una gran cantidad de potencia y empuje. Viajar a 1000 mph producirá cien veces más resistencia que a 100 mph, eso significa un gran aumento en los requisitos de potencia.
Incluso si se tiene el poder de superar el arrastre, la estabilidad sería un problema mayor, ya que a medida que el vehículo se acerca a la velocidad del sonido, parte del flujo de aire alrededor del coche se volverá supersónico, incluso si todavía no está viajando a velocidades supersónicas. A pesar de estos desafíos, el profesor Edgington dijo que creía que el proyecto era viable.
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